domingo, 13 de mayo de 2012

Alianza de civilizaciones, ‘memento mori’ de la cultura cristiana.


Hace un par de días, este mismo periódico publicó un artículo estremecedor que dice literalmente que bajo la presión de los Estados Unidos y la Organización de Cooperación Islámica (OCI) en el marco del «Proceso de Estambul» (bajo la égida del Presidente Obama 12-14 diciembre 2011), la Unión Europea tiene previsto celebrar en julio de 2012, una conferencia para hacer de la crítica al Islam un crimen internacional.
Ojo, no pone insultar, sino criticar, de modo que, con la aprobación de dicha propuesta, se anula el Art. 20 de Constitución española, que garantiza la libertad de expresión a todo ser vivo. Y, el hecho de criticar, -y la crítica es en sui generis una actitud intelectual que se propone analizar o evaluar la estructura y consistencia de los razonamientos, en particular las opiniones o afirmaciones que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas, no será tratado como falta, ni como delito, sino como crimen, y ya sabemos que los crímenes conllevan consecuencias muy graves.
No obstante, lo más sorprendente es que detrás de esta propuesta está el presidente de Turquía, Recep Tayip Erdogan, patrocinador de Alianza de Civilizaciones, la ocurrencia más superflua del contador de nubes, que tan generosamente regaló Tierra al viento.
Pues sí, este mismo Erdogan que, cuando el 20 de enero de 2011 se aprobó la Resolución del Parlamento Europeo sobre la situación de los cristianos en relación con la libertad de religión y en al que se insta a luchar contra la cristianofobia, votó en contra.
Y qué más da que en el mundo cada cinco minutos muere un cristiano por el mero hecho de serlo, se trata de unos 105.000 mil de asesinatos más cruentos que en los países islámicos se efectúan con beneplácito de las instituciones estatales, -qué se va a hacer, así lo dicta Islam que dentro de nada no se podrá criticar-, y porque así lo quieren los amos del planeta, ya que el petrodólar es el sustento principal de sus inmensas fortunas.
De modo que, a partir de julio, tendremos que tener mucho cuidado con cómo educamos a nuestros hijos, para no encontrarnos en la absurda situación en que se encontró la familia de un niño británico de siete años, acusado de “racista” y expulsado de la escuela por preguntar con toda la inocencia del mundo a un compañero en el patio de recreo: “¿Eres moreno porque vienes de África?”.
Una pregunta igual de inocente: “¿No comes jamón porque eres musulmán?“, podría causarnos muchos dolores de cabeza. Acordémonos del pequeño marroquí de Línea, cuya madre denunció al profesor por mencionar la proscrita palabra “jamón“ en presencia de su retoño, lo que supuestamente, hirió profundamente sus sentimientos religiosos. Pues, na’ duérmete niño, duérmete ya, que viene el juez y te comerá.
Y lo más curioso es que a los musulmanes no les molesta vivir en un país de mayoría cristiana, ni comer en los comedores de Cáritas, ni recibir cursos de formación profesional en la misma entidad, ni comprar en supermercados en que las exquisitas patas de cerdo cuelgan por todos los lados, pero si, les puede molestar una sola palabra, y eso les basta para llevar a los tribunales al desafortunado a quien se escapó. Y lo peor es que no les importa para nada el hecho de que en sus países de origen sus hermanos correligionarios matan como moscas a los hermanos de los nativos de los países europeos que les brindan todos los beneficios, eso si que les deja totalmente indiferentes e indolentes.
A todo eso, vivimos en la época de recortes, se recortan los derechos básicos de los ciudadanos, hay que reconocer que se ha recortado también la subvención a Alianza de Civilizaciones, sin embargo, España reafirmó su firme compromiso con este flósculo zapateril, en cuyas páginas la cultura cristiana inscribe y suscribe su propio ‘memento mori’.

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