jueves, 17 de mayo de 2012

GRANDE JOSE ANTONIO!!!


José Antonio Primo de Rivera murió fusilado el 20 de Noviembre de 1.936 por un pelotón anarquista que actuaba bajo las órdenes del Gobierno de la Segunda República presidido por el representante del PSOE Francisco Largo Caballero. En homenaje y recuerdo a la figura del fundador y Jefe de la Falange narraremos los últimos meses, los últimos días y las últimas horas de la vida de José Antonio Primo de Rivera.
El 13 de julio José Antonio estaba en la prisión de Alicante. Al tener conocimiento del asesinato de Calvo Sotelo, enviaba una carta al General Mola en la que le pedía que se acelerara el Alzamiento contra la II república. El 15 de Julio volvió a insistir a Mola: “Estoy convencido de que cada minuto de inacción se traduce en una apreciable ventaja para el Gobierno.” El día 16 de Julio se le informa en una visita a prisión de que el Alzamiento tendría lugar el 18 de Julio. José Antonio vuelve a escribir a Mola para indicarle que si el Alzamiento se retrasa un día más ordenará que lo haga La Falange.
En la mañana del 18 de Julio José Antonio y su hermano Miguel reciben la visita en prisión de dos familiares. Cuando se cruzan las miradas José Antonio entiende que todo había empezado ya pero ¿Qué sucedía en Alicante? Que el General García Aldave no se movió.
El 19 de Julio un grupo de 67 falangistas de la Vega Baja del Segura se dirigen a Alicante para liberar a José Antonio. En un lugar llamado “los Doce puentes” se verán frenados por 400 Guardias de Asalto. Varios falangistas mueren y todos son detenidos. 52 de ellos serán fusilados el 13 de septiembre. Sólo se salvaron del fusilamiento los menores de edad.
En esos días iniciales del Alzamiento un falangista visita a José Antonio en prisión. Le indica que Alicante espera para alzarse la orden de Valencia. José Antonio preguntará ¿Por qué esperar a lo que suceda en Valencia? El General al mando se opone, contesta el falangista. José Antonio señalará: “Si continua oponiéndose y no le pegáis un tiro estamos pedidos”. Pero quienes pegarían un tiro al General García Aldave, que se arrepintió antes de morir por su inacción, serían los miembros de un pelotón de fusilamiento rojo. Alicante quedó en Zona Republicana.
El día antes de su fusilamiento José Antonio se despedía de su hermana Carmen, aunque aún volvería a verla una vez más aquella misma noche del 19 de Noviembre, con estas palabras: “han sido tantos los de la Falange que han caído ya que yo, que soy su jefe, es lógico que también caiga”. Hubo una última visita, aquella misma noche y en ella su Tía María le entregó un crucifijo. El día anterior José Antonio había redactado su testamento y había confesado.
El Sacerdote José Planelles sería quién llevara a cabo aquella última confesión de José Antonio antes de su muerte. Después el Sacerdote comentó entre el resto de presos que había confesado a uno que moriría por todos ellos. Aquel Sacerdote también moriría fusilado el 29 de Noviembre.
Uno de los centinelas de la prisión avisa a Miguel, el hermano de José Antonio, en su celda. José Antonio quiere verle. Cuando José Antonio ve a su hermano le dice en inglés para que nadie pudiera enterderle: “Ayúdame a morir bien, a morir con dignidad, a morir como dispone la Iglesia”. Después los hermanos, sin derramar una lágrima, se abrazaron: “Miguel, Arriba España”. Fue la última frase que Miguel escuchó de José Antonio.
José Antonio, el Jefe de la Falange, es conducido ante el pelotón de fusilamiento. Cuando quieren vendarle los ojos el Jefe falangista niega con la cabeza y grita un rotundo no. Vestía mono azul y alpargatas raídas y miró fijamente a quienes le apuntaban. Después gritó con todas sus fuerzas ARRIBA ESPAÑA. Gritó tan fuerte que su voz se escuchó sobre los disparos del pelotón de fusilamiento.
José Antonio cayó de rodillas sin un grito de dolor. Los ejecutores habían disparado únicamente a sus piernas. Así lo relata un testigo: José Antonio “desde su asombrado dolor, miraba a todos sin lanzar un quejido, pero cuando el miliciano que mandaba el pelotón avanzó lentamente, pistola amartillada en mano y encañonándolo en la sien izquierda, le ordenó que gritase Viva la República recibió por respuesta otro Arriba España.” Después sonó el tiro de gracia.

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