domingo, 6 de mayo de 2012

La ciencia desmonta el mito filomagrebí de los antiblancos: Los españoles no tenemos sangre de moros.

Es muy común en el discurso de la progresía apelar a que “somos medio moros” como coartada para tratar de callar a quien se oponga a la inmigración masiva. Es una forma de decir “como eres moro, tu argumento queda invalidado”.
Este mantra es muy utilizado por la ideologia proinmigracionista: “ya estamos mestizados con los magrebís, así que no podemos quejarnos de absolutamente nada”.

Aparte del evidente racismo intrínseco de este argumento, lo increíble es como muchos españoles se han tragado esta historia. La ideología del mediomorismo les ha alienado de la realidad. Pueden tener delante a un montón de españoles que bien pasarían por franceses o por italianos, y lo siguen diciendo: “somos medio moros”. Y aunque es obvio que siempre hay excepciones, tratan de establecer una equiparación con lo magrebí cuando en todo caso habría que establecerla con lo íbero-romano.

En España hay muchos lugares donde el rubismo infantil supera el 50% (y hasta los 3-4 años se produce en el 90% de los niños españoles), aunque en edad adulta los cabellos tornen castaños o totalmente morenos. Y donde los fenotipos mas abundantes son los castaños, morenos de tez clara, e incluso con minorías de gente rubia, lo cual queda encuadrado en la variedad pigmenticia euromediterránea. Cualquier español medio que viaje por Europa o por Estados Unidos se da cuenta que nadie lo confunde con un “panchito” ni con un “moro”.

Es un hecho historico y genético que los moros supusieron una impronta muy débil en el acerbo genético español. Por no hablar de que las minoritarias élites dirigentes, de ascendencia árabe, o huyeron o fueron expulsados con Felipe II. Después, el estrecho de Gibraltar siempre supuso una barrera natural que dificultó el flujo de poblaciones.

Existen muchos estudios similares, bien tapaditos por los medios progres, que reflejan los mismos resultados. Paso a destacar algunos puntos:
El análisis genético ha revelado que los intercambios culturales producidos entre el Magreb y la península ibérica no conllevaron grandes intercambios de poblaciones.

El análisis: http://ecob.webs.com/genetica/GeneticaIberica3.pdf

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