sábado, 24 de noviembre de 2012

El sobrehumanismo.



"...Y en oposición a la idea de libertad como licencia pasiva («liberación» de normas y obligaciones, ausencia de exigencia), la Nueva derecha opone la idea de libertad positiva, esto es, la «capacidad de multiplicación del poder de acción del hombre sobre la realidad, y su liberación de los determinismos de la especie mediante la disciplina, es decir, el autocontrol a través de la voluntad». La rebelión sobre-humanista es el antagónico perfecto de esa «ideología del deseo» puesta en circulación por la izquierda libertaria post-sesentayocho (y posteriormente reciclada en el engranaje de la sociedad de consumo por el capitalismo de la seducción), con su énfasis en el poder transgresor y revolucionario de la liberación de «flujos de deseo» (Gilles Deleuze y Félix Guattari). Por el contrario, el sobre-humanismo reivindica la voluntad frente al deseo: cuando el deseo nos mueve somos sus esclavos, si la voluntad nos mueve, somos los dueños de nuestros actos. El cultivo de la voluntad no se confunde con una ascesis negativa y mortificadora, en último término estéril, sino que es el motor para una acción positiva, hacia la superación y realización humana. Y en un sentido opuesto, la liberación anárquica de las pulsiones —en la estela del freudismo, de la contracultura y de la sociedad de consumo—- reduce el ámbito de autonomía de la voluntad y en último término priva al hombre de su humanidad. 

Para el sobre-humanismo el hombre no es un ser estático, creado una vez para siempre, sino que continúa permanentemente creándose a sí mismo. El hombre no es, deviene. He ahí su superioridad, y también su fragilidad: «en todo momento puede tanto perder su humanidad como dotarse de una sobre-humanidad». Lo que equivale a decir que puede tanto volver a agacharse como un mono, como continuar irguiéndose. Algo que también se aplica a los acervos colectivos: «cada generación vuelve a poner en cuestión esa herencia que también puede a siempre perderse o superarse»."

Rodrigo Agulló(DISIDENCIA PERFECTA)

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