Tomsky, jefe supremo de los
sindicatos soviéticos, declaraba el 13 de noviembre de 1927 en Trud:
"Entre nosotros también pueden existir otros partidos.
Pero este es el principio fundamental que nos distingue de Occidente. La
situación imaginable es la siguiente: ¡un partido reina y todos los demás en
están en prisión"!
Latzis, uno de los primero
jefes de la Cheka (la policía política soviética), el 1 de noviembre de 1918
proporcionó directrices a sus esbirros:
“No hacemos la guerra contra las personas en particular.
Exterminamos a la burguesía como clase. No busquéis, durante la investigación,
documentos o pruebas sobre lo que el acusado ha cometido, mediante acciones o
palabras, contra la autoridad soviética. La primera pregunta que debéis
formularle es la de a qué clase pertenece, cuales son su origen, su educación,
su instrucción, su profesión.”
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