jueves, 10 de mayo de 2012

Multiculturalidad en La Casa de Campo - Una turba de inmigrantes apedrea a la policía.

No hay duda de que España es un país cada día más multicultural. Y también es cada día más racista: cualquier problema que un autóctono tenga con un invasor es ya enseguida un bárbaro acto de racismo, puesto que una legión de vividores del tipo oenegetas y abogados "progresistas" han enseñado a los invasores que el comodín perfecto ante cualquier cosa que les pase es gritar bien fuerte "rasissta" a cualquiera que se oponga a su voluntad. Tanto se lo han enseñado a decir, que incluso se lo dicen hasta a quien se lo ha enseñado a pronunciar. Ya hace tres años, los moros y rumanos gitanos de ese suburbio de chabolas más propio de Mogadiscio que de Madrid llamado Cañada Real Galiana, no dudaron en calificar de "desalojo racista" la intención del ayuntamiento de derribar ese nido de porquería. Por mi como si se envía una division acorazada a desalojar ese cuchitril. Lo único positivo de todo esto es la cara de idiota que se le quedó a Gallardón al ver los letreros que la turba colgó en sus ventanas acusándolo de racista, a él, tan amante de la multiculturalidad y sandeces similares. Pues toma multiculturalidad por un tubo, inepto.

El fin de semana pasado, en La Casa de Campo, se originó una auténtica batalla campal. En este lugar, cientos de inmigrantes de origen iberoamericano (a partir de ahora indoamericano) se reúnen los fines de semana para "pasar el día". Encienden fogatas, cocinan alimentos que luego venden, montan barbacoas y puestos de venta ilegal y ocupan el espacio público. Todo eso está prohibido, pues incumplen las normativas sobre manipulacion de alimentos y demás requisitos sanitarios e higiene.

La autoridades municipales llevan meses muy atentas a lo que ocurre en ese lugar, advirtiéndoles a cada instante, pero no hay forma. No suelen hacer caso. Incumplen muchas normativas no sólo sanitarias sino, además, de salubridad alimenticia, eso sin olvidar las de ocupación del espacio público y la venta ambulante. Ahí los inmigrantes hacen lo que les sale de la punta del último pelo, saltándose a la torera las normativas municipales, regionales e incluso europeas sin que nadie ponga orden

Cuando los agentes intentaron convencer a los inmigrantes de que lo que hacían era ilegal, el ambiente de baile y borrachera ya estaba avanzado, y la lluvia de insultos y pedradas fue casi instantánea 

Por mucho que los agentes municipales les querían hacer ver que "esto no se puede hacer", ninguno parecía entrar en razón. A los inmigrantes no les gustó las recriminaciones y un centenar de ellos comenzó a proferir insultos y a lanzar pedradas. Según un agente "nos llovieron piedras de tantas partes que no las veíamos venir".

Ante la reacción subversiva de los inmigrantes, los agentes se vieron obligados a parapetarse tras un montículo mientras pedían refuerzos a la Policía Nacional, que envió al lugar una dotación de la Unidad de Intervención Policial (UIP).

A esas alturas de la trifulca, hubo que dar aviso al Samur para que acudiera rápido al lugar de los hechos, debido a las contusiones provocadas por las pedradas que los invasores estaban propinando a los agentes

La batalla campal subió de tono y las piedras llegaban volando desde varios puntos. Los agentes repelían, como podían, la agresión. En un momento determinado, los agresores se hicieron fuertes en un saliente cercano a la explanada del lago. La situacion alcanzó un cariz preocupante pues era una proporción de cien a cuatro, hasta que finalmente se consiguió dividirlos, tomando posicion de control mientras se acercaban los refuerzos, y logrando detener a cuatro de los inmigrantes indoamericanos. 

Cuatro agentes municipales resultaron heridos de distinta consideración tras la batalla campal. Uno de ellos tuvo que ser trasladado a un centro sanitario por haber recibido un fuerte golpe en la cabeza que precisó varios puntos de sutura.

Los inmigrantes detenidos lo están por agresión a la autoridad, alteración del orden público, resistencia a la autoridad y, al parecer, también por negarse a ser identificados. Según las mismas fuentes municipales, fueron trasladados a la comisaría de Chamberí para prestar declaración y para dar inicio a las correspondientes diligencias

Esta es la crónica del suceso. Lo que pocos esperaban es que un llamamiento al civismo y al sentido común provocara un altercado a pedrada limpia en esta maravillosa sociedad multicultural que nos quieren imponer

Fuente: http://www.abc.es/20100920/local-madrid/comilona-pedradas-201009200222.html

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