Los políticos catalanes que quieren la independencia dicen que no quieren una independencia identitaria sino amplia, para todos. ¿Para todos quienes? ¿No es un contrasentido querer una independencia para otros?. No tienen otro remedio que decir lo que dicen, porque no pueden decir las cosas como realmente son: quieren la independencia como proyecto económico para aquellos a quienes les va bien, aunque a los de abajo les vaya mal. La independencia con la mano de obra barata inmigrante y con una multiculturalidad que contradice el sentido de una independencia sin marco de referencia. Europa y la identidad europea serían la referencia necesaria que los independentistas progresistas no quieren admitir por lo mismo que no pueden admitir a España como parte de esa misma Europa en la cual les guste o no están contenidos. La Europa que ellos quieren es la que salva a los bancos pero de devora a sí misma, hasta sus mismas sagradas entrañas griegas, escupiendo en el rostro de los identitarios estén donde estén. ¿Para qué quieren la independencia estos políticos sino para – paradójicamente - destruir la identidad en nombre de la buena administración y de los beneficios fiscales que nunca llegan. ¿Qué beneficios permanentes, qué relación de fuerzas favorable se puede obtener de tal modo? ¿Puede pensarse que una región con un pequeño número de habitantes podrá estar más protegida así frente al poder devastador de la economía globalizada, de las finanzas apátridas?
Las identidades se conforman naturalmente durante siglos y se articulan como unidades culturales e históricas afines también durante siglos. Ese es el marco dentro del cual nos debemos mover los identitarios, nos encontremos donde nos encontremos. Dividir y forzar no es identitario, sino solamente estúpido. El problema de estos políticos es mantener sus prebendas y posiciones de privilegio, mientras la independencia catalana que ellos proponen sirva sólo para enseñar catalán a los mapuches y subsaharianos, y para alejar a los catalanes de esa Cataluña independiente de sus hermanos europeos y descendientes de europeos, se encuentren donde se encuentren. Espero que los catalanes, gente de una gran cultura y de una gran historia, perciban el engaño por el bien de Cataluña, de Europa y de la descendencia europea dispersa en todo el mundo. Si los políticos se han convertido en profesionales de la mentira, nosotros debemos convertirnos en profesionales en descubrirla, para cambiar de rumbo. No es prudente pensar que quienes llevaron a Europa al desastre puedan llevar a Cataluña por mejores caminos, utilizando los mismos métodos, haciendo las mismas cosas, con la misma ideología nefasta que sostienen.
Juan Pablo Vitali
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