"[...]La secuela de prohibiciones, anatemas, prejuicios inevitables no nace sólo de una indudable fragilidad y de la incapacidad de afrontar lo real sin diluirse, perderse, extraviarse, sino de un elemento más significativo: la fascinación democrática. Deberían ser las vanguardias y las jefaturas las que se planteasen los problemas y cómo afrontarlas, mientras que los demás deberían limitarse a seguir sus directrices. Pero dado que rige la más caótica, asamblearia, acrítica, grotesca, ruidosa, banal y estúpida democracia, cada cual pretende pronunciarse en clave programática, ideológica, incluso enfundarse en el papel de juez de ayer y de hoy. Por lo tanto tiene que apoyarse sobre banalidades que perecen inteligentes e inconformistas, perdiendose así, inevitablemente, en el más banal y gris humo colmado de ruido; querrían producir truenos pero desgraciadamente no se trata más que de pedos."
Gabriele Adinolfi
No hay comentarios:
Publicar un comentario