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- Todo empezó con el desvarío totalitario que Fidel Castro y los suyos llevaron a la isla tras la caída de Batista. La utopía socialista pasaba por construir ‘hombres nuevos’ deconstruyendo a los que ya había si era necesario. Entre estos se encontraban los homosexuales, que de ninguna forma podían encajar siquiera en el concepto de ‘hombre’ que tenían los comunistas, por lo que solo un año después del triunfo de la revolución empezaron a ser confinados en campos de trabajo forzado. El primero de estos fue el de Guanahacabibes, al que, según la explicación por aquel entonces del propio Che, “se manda a la gente que no debe ir a la cárcel, la gente que ha cometido faltas a la moral revolucionaria de mayor o menor grado... es trabajo duro, no trabajo bestial”.
Guanahacabibes solo fue el principio y hasta veinticinco mil hombres pasaron entre 1965 y 1968 por las Unidades Militares de Apoyo a la Producción, un eufemismo que escondía la realidad de los trabajos forzados en condiciones penosas a los que se condenó a religiosos, homosexuales y disidentes que no encajaban en el paraíso comunista. En palabras de Fidel Castro pronunciadas en una entrevista en 1959, “nunca consideraremos que un homosexual puede encarnar las condiciones o requerimientos de conducta para ser un verdadero revolucionario, un verdadero militante comunista. Una desviación de esta naturaleza es incompatible con el concepto de militante comunista que debemos tener”. Los comunistas pensaron que, tal vez, cortando caña superarían conductas impropias de un verdadero revolucionario. O al menos darían ejemplo a otros, que se lo pensarían dos veces antes de caer en semejantes “desviaciones”.
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martes, 6 de marzo de 2012
La progresía calla ante la homofobia de Castro
Mientras que la izquierda española ha conseguido imponer la visión maximalista del lobby gay, sus primos ideológicos del Caribe impusieron un régimen de terror y represión en Cuba.
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