"Only punjabi", se excusa una mujer a las puertas de la escuela de su hijo. Es jueves al mediodía y esta vecina de Salt va a recoger al niño al centro de primaria La Farga. Como ella, muchos otros padres hacen entender como pueden que no hablan castellano ni catalán cuando se les empieza a preguntar. Casi la totalidad de las familias de esta escuela son inmigrantes, un fenómeno que se repite en otros centros de Salt.
El municipio vive una situación excepcional también en las aulas. La fuerte oleada de extranjeros llegados en la última década ha hecho que la proporción de alumnos de origen inmigrante alcance el 70% este curso, cuando la media de Catalunya apenas supera el 13%. El equipo de gobierno del Ayuntamiento (PSC-ERC) teme que la figura de los centros gueto, con todas sus implicaciones sobre la integración de la población, se enquiste en la localidad.
En un intento de frenar esta deriva, la alcaldesa de Salt, Iolanda Pineda, lanzó una propuesta de choque hace unos días: limitar el porcentaje de inmigrantes al 50% en todos los colegios y distribuir parte de estos alumnos entre los municipios vecinos. Pero Pineda se ha quedado sola con su iniciativa. Por diferentes razones, ni profesores, ni políticos, ni familias la apoyan. Los alcaldes de la zona ya han dicho no a los escolares inmigrantes de Salt. Cada ciudad piensa en sus propios intereses y la solidaridad territorial queda en un segundo plano.
Para la alcaldesa de Girona, la también socialista Anna Pagans, convertir los alrededores de Salt en una zona de escolarización única "no es la solución". Pagans defiende que los alumnos estudien en el centro más próximo a su domicilio, pero obvia que muchas familias de Salt tienen más o igual de cerca determinadas escuelas de Girona. El alcalde de Sarrià de Ter, Roger Torrent, es más directo y declara sin ambages que los municipios vecinos no tienen por qué solucionar los problemas de Salt. "Nosotros ni podemos ni estamos dispuestos a hacerlo", advierte. Otros alcaldes se han manifestado en el mismo sentido.
Las escuelas representan una pieza clave en la adquisición de valores y hábitos compartidos, no sólo de conocimientos. Pero en los centros de amplia mayoría inmigrante este contacto con la cultura del país se hace más difícil, argumentaban desde el Consistorio para defender su iniciativa.
Del blog: Juventud Patriota de Malaga
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